Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Los europeos son más propensos a desarrollar hipertensión arterial que los estadounidenses, lo que también los coloca en un riesgo mayor de sufrir una enfermedad cerebrovascular fatal, dijeron el martes investigadores. No estuvo claro por qué los adultos encuestados de seis países europeos tenían tensión arterial más alta que las personas de Estados Unidos y Canadá, aunque los investigadores citaron a culpables habituales como la dieta inadecuada, falta de ejercicio, el estrés y la información genética.

Los alemanes tuvieron los índices más elevados de hipertensión arterial en el 55% de los adultos con edades entre 35 y 74 años y cifras tensionales en el umbral de 140/90 mm Hg o mayores. Sólo el 27% de los canadienses tenía la tensión arterial así de elevada. Finlandia fue la siguiente en cuanto a cifras tensionales altas con un 49% de adultos con hipertensión, seguida por España (47%), Inglaterra (42%), y Suecia e Italia (38%). El 28% de los adultos de Estados Unidos presenta hipertensión arterial. La condición puede conducir a enfermedades cerebrovasculares (como hemorragias cerebrales o embolias) y enfermedad cardiovascular, escribió la autora del estudio, Katharina Wolf-Maier, de la Escuela de Medicina de la Universidad Loyola en Illinois. Asimismo, el 41,2 por 100 000 europeos muere de alteraciones cerebrovasculares frente a 27,6 por 100 000 estadounidenses.

El estudio, que se publicó en la edición de esta semana de la Journal of the American Medical Association, se basó en la información acumulativa de datos obtenidos de ocho sondeos previos. "Con base en la evidencia (...) Europa debe considerarse una región de alta prevalencia en hipertensión", escribió Wolf-Maier. En epidemiología la prevalencia es la proporción de personas que sufren una enfermedad con respecto al total de la población en estudio. El estudio no mencionó una causa, pero "entre los factores más relevantes están el consumo excesivo de nutrimentos, la obesidad, la falta actividad física, el consumo de alcohol, los tóxicos ambientales, las situaciones generadoras de estrés y la susceptibilidad genética", reiteró la investigadora.